Según la normativa actual de aplicación; el Código Técnico de la Edificación (CTE DB HS-3) y el Reglamento de instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) las aulas deberían cumplir aproximadamente con unas cinco renovaciones de aire por hora (mínimo 3 y de forma óptima 6).

Una buena ventilación de las aulas y el mantenimiento de una adecuada temperatura de las mismas permite prevenir problemas de salud y mejoran el rendimiento de los alumnos.

Así pues, debemos asegurarnos de que las aulas de nuestras escuelas cumplen con los requisitos legales exigidos en materia de confort térmico y calidad de aire. Para ello será necesario incorporar sensores y aquellas tecnologías que ayuden a mejorar la eficiencia energética de la solución diseñada.

Un buen indicador del nivel de ventilación de un espacio es la concentración del CO2 en el mismo. La concentración ideal de CO2 en un espacio perfectamente ventilado es de alrededor de 400 partes por millón o ppm.

Para conseguir este objetivo contamos con distintas herramientas que detallamos más adelante.

Hay que indicar que estas medidas deben adoptarse de forma secuencia. Es decir, no deberíamos tomar una sin haber agotado las anteriores. 

Por otro lado, siempre que esto sea posible, las actividades al aire libre son siempre preferibles a las desarrolladas en interiores.

Ventilación Natural

En este punto hablamos de la “ventilación cruzada” que consiste en abrir puertas y ventanas en lados opuestos sin necesidad de utilizar aparatos electrónicos.

La gran ventaja de este método es la facilidad de implementación ya que en la inmensa mayoría de las dependencias y aulas donde se desarrolla la actividad docente disponen de puertas y ventanas al exterior.

Como inconveniente podemos destacar aquellos centros situados en zonas de alta contaminación o periodos de temperaturas extremas, insectos, etc.. No obstante puede ser suficiente con utilizar esta técnica al inicio y fin de la jornada, entre clases y el tiempo de descanso.

Ventilación Mecánica o forzada

En este caso no hablaríamos de ventiladores de techo o mano que lo que nos hacen es remover el aire pero no lo renuevan.

Por un sistema de ventilación mecánica entendemos un sistema de ventilación fijo el cual permite que se fuerce la ventilación cuando la ventilación natural no sea suficiente, es decir, un extractor individual o un equipo impulsor con un flujo de aire adecuado.

De forma que la solución implantada aquí sería la renovación del aire interior con aire exterior mediante un aparato que se ocupa de impulsar ese aire del interior al exterior.

Adicionalmente será necesario un medidor de CO2 ambiente para determinar su encendido en función de la necesidad de ventilación.

A su vez estos aparatos de ventilación mecánica en ocasiones pueden llevar incorporados sistemas de purificación.

Uno de los principales inconvenientes de estos aparatos vienen dados por la antigüedad de muchos de los edificios y sus características de infraestructura que implican que no sea posible acometer una instalación de ventilación mecánica suficiente para alcanzar el nivel de prestaciones recomendables.

Purificación del aire

Para aquellas situaciones en las que, mediante ventilación natural o mecánica, no es posible alcanzar unos niveles de ventilación adecuados habrá que recurrir a los sistemas de purificación de aire, bien incorporados a los sistemas de ventilación o independientes.

Entre estos sistemas se encuentran:

  • Purificación mediante filtración (HEPA / ULPA)
  • Purificación mediante filtros electrostáticos
  • Purificación mediante tecnologías activas a través de reacciones químicas de desinfección del aire y superficiales.
  • Purificación por luz ultravioleta

Asegurar una óptima calidad del aire y una temperatura adecuada en las aulas no solo mejora la concentración y productividad de alumnos y profesores, sino que también puede generar un significativo ahorro energético. Por tanto, la selección del sistema de ventilación adecuado para el centro escolar adquiere una relevancia crucial.