El portfolio se ha convertido también en uno de los métodos de evaluación alternativa con más éxito. Se basa en realizar un compendio de trabajos o actividades a lo largo del trimestre o del curso. A través de estas actividades prácticas, los estudiantes aplican los conocimientos y contenidos para lograr objetivos o resolver problemas. Entre los trabajos más habituales se encuentran el estudio de caso, el debate crítico, el análisis DAFO, el comentario de texto, la realización de gráficos, tablas e infografías o los mapas conceptuales.
Tras recopilar los proyectos realizados, los alumnos los analizan y se evalúan a sí mismos. De este modo, se logra una mayor implicación del estudiante en su propio proceso de aprendizaje y se le da un valor añadido al trabajo realizado durante el curso. Normalmente, los portfolios de aprendizaje tienen la siguiente estructura: portada, índice, comentario inicial sobre lo que se espera aprender, objetivos del aprendizaje, materiales y actividades realizadas a lo largo del aprendizaje, autoevaluación de las actividades y reflexión final sobre los logros obtenidos.